Un Japonés/Alemán/Irlandés-Americano en París.
(Mon petit chou / Mi encanto. Día 1. Parte 1.)
(París viene antes que Colonia (Alemania), Parte 1. Oops.)
El truco para volar al extranjero es uno que me tomó algunos años para dominar. Conseguir el asiento que se desea: yo prefiero un pasillo donde puedo estirar la rodilla que tengo lastimada, a mitad del avión para evitar ser despertado de mi sueño; tan pronto como uno se siente en el avión, hay que ajustar el reloj y cabeza a la hora adonde uno se dirige – convencerse a sí mismo de que es esa hora. Si es hora de dormir, me aseguro de cepillarme los dientes y prepararme para irme a acostar como suelo hacerlo – y tomar pastillas para dormir que sean SEGURAS y aprobadas por tu doctor (solía tomar esta cosa... bueno – digamos que es ilegal en todos lados menos en Japón – y es usada para cosas malas... con un efecto secundario que dice que es: la muerte. Ni tengo que decir que ya no tomaré esa cosa a propósito otra vez), y dormir como lo harías. Llevo muchas cosas en un avión – muchas más de las que necesito, y nunca las uso todas. Supongo que me gusta torturarme a mí mismo – pero mi equipo para dormir es: una almohada lumbar McKenzie, una almohada de mi casa (si es que es un viaje realmente largo), un pañuelo en mi boca (para prevenir comer muchos pedos de avión a mitad de mi sueño), pañuelo para los ojos, tapones para los oídos. Eso hace el truco.
Este fue un viaje de prensa diferente para mí, porque lo iba a hacer solo (Corey iba a volar a Estocolmo al mismo tiempo para cubrir varios lugares simultáneamente) – yo extrañé a mis compañeros de banda, eso se los aseguro.
Despertar una hora antes de que el avión aterrice es lo mejor. Dormí cerca de 6.5 horas – lo cual es exactamente lo que necesitaba hacer, ya que tenía que encontrarme con la prensa tan pronto como llegara y me estableciera ahí.
Mi maleta llegó un poco tarde – eso no fue un problema – estaba en París; nada podía arruinar mi vibra. Karine de RR/Warner Francia me pasó a buscar, y tomamos una carretera atascada de tráfico para llegar al hotel. Estaba encantado de poder pasar el tiempo con Karine – realmente nunca habíamos podido tener la oportunidad de pasar tiempo en el pasado, y le advertí que quería tener las cosas más parisinas que se pudieran en mi tiempo libre: ella estuvo dispuesta. Tuvimos un buen paseo en bicicleta en la ciudad, hablamos de la industria musical, cultura de la comida y el arte; nos pusimos bien al tanto.
Sé que éste es un blog de comida... pero creo que se va ir cambiando en un sitio multi-plataformas: tendrá básicamente de todo.
Ahora – cuando se está en una banda que tiene la habilidad de ir a lugares donde te hospedan en hoteles, eso es bastante bueno... pero a veces se tiene un agujero que da miedo en el sótano, en una prisión sin ventanas... y a veces uno se queda en el mejor hotel de su vida.
(Algún día... quizá tendré un editor... alguien que pueda deletrear apropiadamente las palabras en francés como suelen ser con los signos de puntuación adecuados... hasta entonces:)
L'Hôtel de Sers. Me pusieron ya sea en la Suite Panoramique o en L’Appartment. Costó 3900 € la noche, y aparentemente les dieron un gran descuento. Hablo del mismo precio de un descuento en un Holiday Inn en París (literalmente la última vez que estuvimos aquí para promo, nos quedamos en el Holiday Inn París.) Tiré mis maletas y mi mandíbula al vertiginosamente explorar mi cuarto – no – mi palacio. Miré a Karine, quien también estaba riendo ante el hermoso reino de 3 habitaciones, y dijo “Umm... ustedes parece que me están consintiendo terriblemente.”
Fue un movimiento listo – mi propio trono en una habitación y baño, cuarto separado para entrevistas (con un baño para los entrevistadores), un área de oficina en la que Karine pudiera trabajar (la cual ella merecía, ya que la habitación era ridículamente grande como para que yo fuera egoísta y la utilizase nada más para mí mismo), y mis dos mesas al aire libre. Fue una buena idea, ya que podíamos llevar a cabo la prensa del día en la suite; y yo podía fácilmente escapar a mi privado y gigante baño si lo necesitaba para cambiarme para las fotos o cualquier cosa.
Rápidamente tomé unas fotos (con mi iPhone... ugh... eso se soluciona en Alemania – lo prometo), desempaqué e hice mi ritual de hoteles: moví cada panfleto, cada anuncio, todo lo que no iba a usar en la habitación – y lo puse en otra parte donde no iba a ver nada de eso otra vez. Puse mis cosas contra el lavabo y el closet rápidamente y dije “¡Hora de comer!”
Desde la entrada vi el L’Atelier, de Joël Robuchon (a quien antes que nada, Bourdain ha mencionado en múltiples ocasiones que es el mejor chef de la Tierra, y que el L’Atelier prepara la comida de Robuchon en una atmósfera de comedor casual); realmente quería ir – pero cuesta un poco más del rango de precio regular. Le pregunté a Karine “Si nos fuimos con lo mejor ahí... ¿podemos ir allá?” Ella respondió “Es un trato.”
Amo París... ¿ya lo dije? Me encanta. Todo de ahí. París es líder en cultura culinaria, arte, moda – su influencia ES la cocina de casi todos los lugares de la Tierra; la mayoría de la comida tradicional estadounidense está inspirada en la francesa. El arte prosperó en París y extendió sus alas creativas a través del planeta, infectando al mundo con algunos de los estilos más geniales del arte en existencia. París escribió el libro en el arte tradicional clásico... luego rompió las reglas con el arte moderno; su comida sentó las reglas de la grandeza clásica... luego la rompieron con un nuevo set de reglas. París está siempre reinventándose; creándose a sí misma, y luego negándose a sí misma – y recreándose de nuevo.
Si miro hacia mis intereses – realmente rastrearlos hasta las raíces – es a partir de aquí tanto como lo es Japón. “In Waves” se trata de destruir el viejo formato en sí mismo, dentro y fuera de sí mismo – y haciendo algo nuevo. Miro a mi cada vez mayor interés en lo que como alrededor del planeta – y me trae de vuelta acá.
No había mucho tiempo para poder comer – pero necesitaba algo parisino. Decidimos caminar y encontrar algo que se veía apetecible. El primer lugar que llamó nuestra atención fue el 46 Avenue; pedí el café au lait (el café francés – espresso y leche – pero diferentes proporciones que el capuccino), y Croq’genie, el cual a pesar de tener los ingredientes más sencillos que he tenido en el planeta fue fantástico: pavo, queso, pan, tomate, mayonesa. Suena fácil y simple – pero esta cosa fue mejor que cualquier sandwich que he probado con esos ingredientes en años.
(continuará...)
(Parte II)
Un montón de grandiosa prensa siguió durante todo el día - por supuesto, eso fue fácil gracias al palacio que me rodeaba. Tuve que pedir algo para el almuerzo - Hédiard para un baguette con jamón y queso: simple, grandioso. Es interesante - el pan en los EE.UU. no parece tener la misma importancia icónica de todos los días como la tiene en Europa y otros lugares en el mundo. Sí, tenemos pan con la mayoría de nuestras comidas - pero suele ser una especie de cosa pre-empaquetada, no son delicias culinarias de panadería fresca con recetas transmitidas de generación en generación. Incluso un simple trozo de pan francés puede ser una cosa hermosa.
Cuando terminamos de hacer prensa ya era hora de cenar.
Montamos hacia Warner France (Roadrunner France fue uno de los territorios donde la mayoría del personal completo fue liquidado o absorbido por Warner Records – Warner recientemente compró Roadrunner en su totalidad, entonces fue comprado completamente por un hombre ruso multimillonario) donde pasamos a buscar a Manon (RR FR – y el único empleado del personal de RR FR – todos los demás se habían ido de la previa alineación del personal de Roadrunner. Su oficina era bastante impresionante: un viejo edificio francés en las afueras – con un buen y moderno vestíbulo, ventanas grandes, y una buena y tranquila vibra adentro.
Tuvimos un corto viaje a Le Petit Chatelet, y era hora de cenar. Era bastante radical – este lugar fue recomendado a Karine por Randy (Lamb Of God) cuando él se topó con el lugar de casualidad y se asombró. Era un cuartito adentro – nos sentamos junto a la parrilla (lo cual es siempre una cosa buena); pudimos ver los menús escritos en los pizarrones, y procedimos a ordenar.
Aper (como las damas le llamaron) vino primero: Ricard Pastis – una bebida pre-cena a base de corteza/ajenjo con intenso sabor a menta y cítricos con olivas en salsa de tomate. Manon, siendo del sur de Francia, tenía un extenso conocimiento en cuanto a vinos (pareciera que todos los residentes del país del Romance nacen con un conocimiento sobre vino y arte), así que ella hizo la orden.
Château Moulin La Bergere ‘08 fue nuestro rojo, Chablis Domaine William Fevre ‘09 nuestro blanco. Escargots “Petit Chatelet” no podía faltar: escargot soufflé – mágico en su sustancia de caracol y cremosidad; Salade d’ecrerrisses aux noisettes (riñones picados, en una cama de verduras con algo de pesto y un aderezo) fue una gran ensalada – cualquier ensalada con pedacitos de riñón picado, masticable y con buen sabor es una cosa que me hace feliz; Fois gras maison eran una necesidad. Me encanta el “fois”. Fue interesante ver eso aquí, el “fois” estaba hecho más como una especie de terrina; el foie sabía simple y correcto – sabores de hígado, con una cubierta cremosa y delicada; las conservas cítricas mezcladas con el foie en un pan a la parrilla estuvieron imposiblemente grandiosos.
(continuará...)
(Parte III)
Margret de canard aux pistachios fue un platillo a base de pato sumamente apetitoso con pistaches. Venía acompañado de un au gratin a diferencia de todo lo que he probado: una cosa fantástica con un pastel de papa. Desafortunadamente, no estaba notando todo en este punto – los Pastis, Moulin y el Chablis abundaban esa noche – así que todos estábamos comiendo de manera muy animada, y no estoy seguro qué nombre francés tenía este platillo a base de pescado blanco. El pescado estaba perfectamente cocido – la carne exterior ligeramente crujiente, lisa y suave en medio; y ese pequeño pastel circular de vegetales – grandioso. La entrada final fue Filet de boeuf au poivre (¡Filete au poivre!).
Yo estaba eufórico ante la posibilidad de poder comer au poivre en NYC, y luego unos días después, lo estaba comiendo en la ciudad de donde proviene.
Si regresan al episodio de NYC – uno se da cuenta que ambos se ven bastante diferentes; las preparaciones tenían que ser similares también. El pequeño pastel au gratin tenía esa buena textura horneada y cremosa con sabor a queso y papa; el bistec estaba bien y preparado a 2/4 (2/4 parece que es mucho más crudo que cuando lo pruebo en mi país – y eso me hace feliz), la salsa estaba preparada a base de carne/crema/coñac/pimienta como el poivre de Manhattan – sólo que más ligera y diferente. Este fue el ganador de los platillos principales.
Profiteroles maison fueron las versiones francesas apropiadas de los profiteroles. Éstos eran mamuts de masa horneada del tamaño del puño, con crema ligera como el aire, y salsa de chocolate viscoso. Increíble.
Luego fuimos a Cantada para echarnos unos tragos: un bar ajenjo de rock/metal. Para este punto, yo nunca había probado el ajenjo en mi vida... así que supe que me esperaba algo especial.
El menú del ajenjo fue intimidante y muy impactante por decirlo así (teniendo en cuenta que pensé que había sólo unos pocos tipos – pero éste había toneladas), Manon hizo el pedido aquí. No estoy seguro cuál bebí, o los otros que probamos, pero puedo tratar de describir el sabor del ajenjo con la mayor precisión que pueda. Ellos hicieron lo de la máquina de agua por goteo - agua con un poco goteo en una cuchara porosa, adornado con un terrón de azúcar. Regaliz negro fue el sabor principal, algunas cáscaras de cítricos y mentol, y (lo mejor que puedo hacer aquí) - un ligero toque de sabor a... ¿enjuague bucal (!?)? Fue intenso. Soy un chico que bebe ocasionalmente vino/cerveza/whisky o cóctel - esto fue... algo que puede que frecuentes menos.
Fuimos a otro bar al aire libre para beber algo de cerveza francesa de barril (no sé cómo se llamaba); platicamos, reímos – y fue una gran noche.
Mi comida francesa final fue incluso una buena cosa - sólo un baguette-sandwich que pedí para llevar – y ése incluso estuvo bastante bueno. Las chicas me pusieron en una cabaña de 1ª clase en un tren (negando mi tonta ruta de conducir hasta el aeropuerto, volando un rato, manejar al enrutamiento de la ciudad de Colonia), y asentí con la cabeza, pleno y feliz de escuchar Gaga y Gipsy Kings .
(fin)
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